lunes, 23 de mayo de 2011

Esparta

Fue la capital de Laconia y una de las polis griegas más importantes junto con Atenas y Tebas.


Origen
La ciudad estado fue fundada tras la conquista de Laconia por los dorios. Esparta se convirtió en una ciudad doria gracias a los persas quienes dominaron la mayor parte del tiempo.
Al principio estuvo minada por disensiones internas. Las reformas en el siglo VII a. C. fueron un verdadero punto de inflexión en la historia de la ciudad: a partir de entonces todo se encaminaría a reforzar su poderío militar y Esparta se convertiría en la ciudad hoplita por excelencia.
Esparta sometió a la totalidad de Laconia: comenzó por conquistar toda la vega del Eurotas para rechazar a los de Argos y asegurarse la hegemonía de toda la región. La segunda etapa consistió en la anexión de Mesenia. Esparta era ya la ciudad más poderosa del área, con Arcadia y Argos como únicos rivales. A mediados del siglo VI a. C. Esparta sometió también las ciudades de Arcadia y derrotó a Argos dejándola totalmente debilitada. Todas ellas se verían forzadas a firmar pactos por los que reconocían la hegemonía de Esparta. Fue en el marco de estas luchas con los argivos que Esparta adoptó el estilo hoplita de combate, aproximadamente entre los años 680 y 660 a. C.[1]
Durante el Siglo VI a. C. los espartanos mantuvieron una activa política exterior que incluía la alianza con Creso de Lidia frente a la amenaza persa.
También combatieron los tiranos de Grecia y depusieron a muchos de ellos fracasando frente a otros (Polícrates de Samos resistió a la invasión espartana).
Sin embargo también apoyaron a tiranos que les pudieran ser favorables y en Atenas intentaron restaurar a los pisistrátidas pero la oposición de la influyente Corinto lo impidió.

Guerras Médicas
En el siglo VI a. C., Esparta se había interesado por el Asia Menor, entre otras cosas suscribiendo una alianza con Creso, rey de Lidia. Al comienzo del reinado de Cleómenes I, sin embargo, se mostraría más aislacionista, rechazando apoyar, en el 499 a. C., la revuelta de las ciudades de Jonia contra los medos (persas), para centrarse en consolidar su propio imperio del Peloponeso. En 491 a. C., cuando Cleómenes logró desembarazarse de Demarato, las cosas cambiarían. Los espartanos arrojaron a un pozo a los emisarios de Darío I, llegados para reclamar la tierra y el agua, acto simbólico de aceptación de la hegemonía universal de los aqueménidas, y despacharon refuerzos a los atenienses (refuerzos que llegaron a Maratón demasiado tarde para participar en la gran victoria griega).

Léonidas aux Thermopyles, Jacques-Louis David, 1814, Museo del Louvre.
En el año 481 a. C., cuando Jerjes reclamó de nuevo la tierra y el agua a todas las ciudades griegas, exceptuando a Atenas y Esparta, fue naturalmente a ésta última a la que se le confió encabezar la Liga Panhelénica, incluyendo la flota, pese a la superioridad marítima de Atenas. Tras haber renunciado a defender Tesalia, los espartanos, mandados por su rey Leónidas, defendieron valerosamente el desfiladero de las Termópilas, retrasando en forma notable el avance de los persas, y permitiendo a la flota replegarse hacia Salamina. En contrapartida, la total victoria de Salamina fue obra de los atenienses, quienes tuvieron que recurrir al chantaje para forzar la batalla en el estrecho, siendo así que el navarca –almirante- espartano de la flota, Kriatos, deseaba replegarse al istmo de Corinto.
En el 479 a. C., la victoria de Platea se logró bajo el mando del general Pausanias. Éste fue regente debido a la minoría de edad de su primo el rey Plistarco hijo de Leónidas I.
En el 479 a. C., la victoria de Mícala se logró bajo el mando del rey Leotíquidas II.
El general Pausanias recibió la misión de destruir el puente de barcas construido por los persas sobre el Bósforo, con el fin de dificultar su retirada, pero una tempestad se encargó por él del trabajo. Con el restablecimiento de la paz, Esparta propuso abandonar a su suerte las ciudades jonias, demasiado lejanas, pero tropezó con la oposición de Atenas, lo mismo que en su sugerencia de expulsar de la anfictionía de Delfos a las ciudades culpables de medismo o alianza con los persas: es decir, las de Tesalia.